Volviendo a los Origenes: La Leyenda

Started by Drawer, February 17, 2014, 13:58:01 PM

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Drawer

PRESENTACIÓN
Esta va a ser una historia basada en lo que vaya sucediendo en la campaña de Mordheim probando el reglamento que estamos jugando en Zaragoza. Los hechos que aquí se narran son tal como sucedieron sobre el tablero, simplemente adaptados para darle un enfoque más de relato a lo que con otras palabras sería un informe de batalla. Esto puede hacer que haya muertes injustas, puede que gratuitas al puro estilo de juego de tronos, pero también hace que, como en la vida real, las hazañas, las grandes gestas y el conseguir un difícil reto sepa mucho mejor que en una película.

Una historia de grandes tesoros, corrupción, combates a muerte y grandes heroes y villanos comienza aquí.



BANDAS EN LA CIUDAD (INICIO)
[spoiler]-Los Vengadores de Montoya (Reiklandeses)
-So Luky (Piratas)
-Los Orcos del Pueblo (Zaqueadores Orcos)[/spoiler]


DIA 1: SANGRIENTA LLEGADA


"Corrían rumores de una ciudad con incalculables tesoros... No mencionaron que La Muerte aguardaba" Warder el Loco

[spoiler]
La luz se vuelve más tenue conforme uno se acerca a la maldita ciudad de Mordheim, es como si el Sol se escondiese de los horrores de la ciudad de los Condenados. A aquella distancia de la ciudad, sin embargo, las ruinas de lo que aparentaba haber sido una granja, o tal vez un granero, eran perfectamente visibles desde la lejanía. Últimamente, lo que todavía quedaba de la ruinosa construcción, había servido como escondite para el botín de unos bandidos. La avaricia de estos, propino una nueva internada en la ciudad, de la que nunca más volvieron. Tres bandas acababan de llegar a aquel lugar, los Orcos de Pueblo de Sammy el Kulturizta, la banda pirata So Lucky y los Vengadores de Montoya desde Reikland. Ninguna se conformaría solo con un tercio del botín.



Los orcos de Sammy, aunque toscamente, avanzaron rápidos a través del antiguo mercado, destrozando los puestos de mercado que aun quedaban como si fuesen de papel, reduciéndolos a irreconocibles montones de madera. Entraron a gritos en la plaza central. Los goblins, liderados por el astuto Primo, neutralizaron un par de humanos 1 y obligaron al resto de reiklandeses a ponerse a cubierto. Sammy y Lord Pollofritoz cubrirían las entradas al granero mientras el Teniente Kariciaz se iba a por "ezaz piedraz verdez".



Un enorme proyectil cruzó la plaza hasta impactar de lleno con la enorme mole del líder de los orcos. Cuando se levanto el humo, se descubrió que Sammy seguía intacto y que lo piratas habían llegado a la plaza y  apoderado de la mitad de la piedra. Los piratas habían aprovechado el tiempo, situando una carronada en la puerta este de la plaza cubriéndoles la retirada. Tan solo uno de los grumetes, un tal Smell, se había quedado retrasado, tras prenderse fuego súbditamente 2. Confiados en su posición ventajosa, los piratas decidieron que se quedarían con toda la piedra bruja y la contramaestre Faith se encargaría de recogerla.

La plaza se encontraba controlada por los piratas mientras los reiklandeses se escondían en el exterior cuando entro la horda verde. Anselmo el Setas, logró lanzar a Faith contra la pared y dejarla aturdida, al tiempo que el Teniente Kariciaz se preparaba para arrebatarle la piedra a golpe de rebanadora. Los goblins dispararon sin mucho éxito. Mr. Boom, el artillero cargaba su carronada riendo por lo bajo. Los piratas se preparaban para devolver el fuego.



En ese instante crucial, Smell, que se acababa de conseguir apagar las llamas, encontró un frasquito de un misterioso color. Sentía mucha sed y el frasquito parecía muy refrescante. Tal vez fuera ron. Decidió beberlo. El líquido era Elixir de la Locura 3. En pleno éxtasis febril, el grumete cargo furiosamente contra un sorprendido Mr. Boom que se defendía a duras penas.

Ese fue el momento en que los reiklandeses reaparecieron. Los dos tiradores veteranos Franky y Compañía se habían logrado situar en una posición desde donde se controlaba la plaza y comenzaron a disparar forzando a algunos de los piratas cambiar a una posición desde la que estuviesen más a cubierto. El sargento Snake trepo sigilosamente 4 un edificio que daba a la plaza.



Dos de los secuaces piratas conducidos por el Capitan Ohal, se apresuraron a cerrarle el paso al Capitan Montoya, su homólogo de Reikland, que encabezaba la reentrada en el combate de sus hombres. El pirata consiguió con un preciso disparo derribar al reikland, quien se hizo a un lado para dejar pasar a sus compañeros al combate. Ohal se dispuso a rematar la faena, pero fue interceptado por el sacerdote guerrero Vladimir. El ímpetu del capitán era tal, que el devoto de Sigmar quedo tendido en el suelo tras el impacto de ambos héroes. Un golpe de lanza de un veterano mercenario detrás del clérigo hizo que el pirata terminase tendido en el suelo y profiriendo maldiciones. Los otros dos piratas, cargaron contra Montoya, quien se las arreglo para esquivar sus ataques y abatir de un tiro a bocajarro a uno de ellos.

Mientras tanto en la plaza llovían flechas en todas direcciones. El pirata Piel Verde, un grumete, fue abatido cuando buscaba cobertura. El sargento Snake se deslizó silenciosamente sobre el tejado pero falló un par de disparos y fue sacudido por la magia del chaman para posteriormente ser acribillado a flechazos por los certeros goblins.

En el interior del granero, la pistola de la contramaestre había caído al suelo al quedar esta aturdida 5. Con el impacto contra el duro suelo de piedra, saltó una chispa. La vieja paja reseca no necesito más. En cuestión de segundos todo el edificio quedo en llamas e incluso se propagaron a edificios cercanos. El teniente Karicias vio horrorizado como largas lenguas de fuego lo separaban de su codiciado tesoro. Trozos del edificio caían por doquier en aquel infierno pero el orco avanzo sin detenerse hacia su objetivo. Estiró su enorme mano verde. Casi tocaba las piedras cuando parte de la estructura cedió junto con un buen trozo del suelo y el orco desapareció entre escombros. Faith sonrió para sí misma con el descaro propio de un pirata, se aseguró que cogía las piedras y se preparó para salir corriendo. Mientras se levantaba, una flecha pasó a través de una ventana y terminó con ella. Las piedras rodaron por el suelo del edificio en llamas en torno al cual se libraba un violento enfrentamiento a tres bandas.



Montoya con un rápido movimiento de su espada, elimino al segundo de los piratas. Viendo que estos se estaban alejando del combate, decidió que si los pieles verde se iban a llevar la piedra bruja, él se cobraría el precio en sangre verde. Alentando con su grito de guerra6 , se lanzó a la carga contra el primer orco que encontró, casualmente Lord Pollofritoz. El orco estaba encantado de trabarse al fin en combate. Con lo que no contaba era con la pistola del humano. Lord Pollofritoz quedó tendido en el suelo sin heridas graves. Montoya continuó con su ataque, pero la espada no era capaz de atravesar la dura piel verde. Apunto a la cara del orco. Justo cuando iba a asestar un golpe mortal, un goblin salto sobre él, dispuesto a clavarle la daga en la espalda. Montoya se giró justo a tiempo de enfrentarse a su nuevo adversario.

En la esquina opuesta de la casa, dos goblins dispararon sus flechas contra los dos veteranos lanceros reiklandeses. Viéndose frente a un enemigo al que podían superar, imitando a su capitán, con un grito se lanzaron a la carga. Casi habían conseguido salir del callejón, cuando un orco se situó en medio bloqueándoles completamente la salida. "Esto no era lo que me esperaba" pensó el primer lancero mientras ambos, en dos filas debido a lo estrecho del paso, combatían al recién aparecido orco.
El capitán se retiró hacia sus dos únicos compañeros todavía en pie: Mr Boom y Smell. Ambos combatían frenéticamente, especialmente el último. Con la mirada, selló un pacto de no agresión con Vladimir y avanzó hacia la puerta rápidamente. Su paso se aceleró más y más hasta descubrir que no podía detenerse y que sus pies no tocaban el suelo. Lo último que vio antes de estrellarse contra el borde de la puerta fue a Anselmo con la mano estirada hacia él y una oleada de magia verde entre ambos.

Vladimir al tiempo que imploraba a Sigmar su favor, blandió su martillo y arremetió contra Sammy el líder orco. El martillo santo impacto contra la simple pero efectiva armadura del orco, abollándola pero sin causar daños a su portador7 . Con una tosca carcajada y saboreando el momento, Sammy dejó caer sobre el humano su inmensa Zuper-rebanadora. Hay quien diría que fue por intervención divina8 pero la letal trayectoria del arma orca paso muy cerca del humanos, para decepción del orco.



Montoya balanceó su arma. La espada estaba manchada de sangre pero aún no era suficiente. Se estaba enfrentando a un goblin que tan solo combatía con una daga, no obstante, debía eliminarlo rápido o Lord Pollofritoz se levantaría y entonces estaría en graves problemas. El goblin se preparó para atacar, pero antes de que reaccionara, el capitán tomo su hierro, bloqueándolo mientras con la otra mano daba un derechazo que tumbaba al pequeño piel verde. "No es suficiente pero he ganado tiempo" pensó. Seguidamente "Demasiado tarde". Lord Pollofritoz se incorporaba, visiblemente enojado con el humano. El capitán se lanzó al combate, pero su arma resulto inútil contra el orco. Este por su parte estuvo a punto de asestar un golpe fatal a su oponente, quien al esquivarlo cayó al suelo9.

Inspirado por su divina suerte, Vladimiro blandió su martillo y con un grito de rabia asesto un golpe de abajo arriba que impacto directo en la cabeza del orco dejándolo estático en el suelo. Sin tiempo que perder, el clérigo se abalanzo sobre el goblin que poco a poco mientras se iba incorporando se colocaba a la espalda del capitán reiklandes. El capitán a duras penas lograba detener los ataques de Lord Pollofritoz, quien como si de una maldición familiar se tratase estaba decidido a acabar con el nuevo Montoya. El sacerdote guerrero remató al goblin en el instante en el que saltaba, justo a tiempo de ver como su capitán era golpeado contra la pared por el orco repetidas veces, hasta que terminaba atravesándola y despareciendo en una nube de polvo y fragmentos de ladrillos y piedra. Vladimir cargó contra Lord Pollofritoz.

Mientras tanto, los dos únicos piratas se encontraban muy ocupados: uno trataba de inmovilizar a su compañero; el otro trababa de arrancarle la cabeza a mordiscos. Por si no tuviesen pocos problemas, un par de perros salvajes10  se habían fijado en ellos y los estaban valorando como aperitivo. Con la distracción de los nuevos acompañantes, el artillero  se descuido un instante, que aprovecho Smell para dejarlo fuera de combate11. En la otra esquina de la plaza, en el callejón, los lanceros no habían sabido aprovechar la ocasión y el orco se había levantado. Con un movimiento de brazo, tiró al suelo a uno de los humanos y se preparó para rematarlo. Inesperadamente, el otro de los lanceros consiguió en el último momento abatir al piel verde. Con un movimiento veloz, los goblins se alejaron de los humanos lanzando sus flechas sin éxito, mientras estos inspirados por haber derribado al orco cargaban contra los pequeños pieles verdes.

Vladimiro lleno de una furia vengativa trazó potentes arcos con su martillo hasta que uno logro impactar e incapacitar a Lord Pollofritoz, quien cayó al suelo prometiendo que volvería. El sacerdote guerrero se paró a mirar a su alrededor. Al fondo dos de sus compañeros batallaban contra un goblin cada uno, mientras los tiradores trataban de hacerle cobertura. El único pirata superviviente acababa de ser enterrado bajo una vorágine de dientes y garras. Dos goblins preparaban sus arcos para dispararle y pero, ¿Y el chaman? Anselmo estaba enfrente de él, lanzándole su temido, simple y eficaz conjuro. El clérigo noto como su cuerpo se elevaba y volaba unos metros antes de chocar contra el granero en llamas. Ascuas cayeron sobre su armadura. La cabeza le daba vueltas pero vislumbro una imagen. Un trozo carbonizado de madera cruzaba por delante de su vista dibujando dos estelas de rojo y humo. Recordó su misión y su promesa. Inspirado, se lanzó a la esquina del granero para ponerse a cubierto. Dos flechas brotaron en la madera donde antes había estado su cabeza.

Los perros se lanzaron contra Anselmo. El chaman coloco su daga amenazando a los animales. Uno salto hacia él. Con un violento golpe, lo tumbo, pero casi antes de tocar el suelo, el animal ya se estaba incorporando. Empezaron a caer flechas. Los arqueros de Reikland, que trataban de aprovechar los problemas de su enemigo le disparaban. No estuvieron muy acertados en su objetivo: consiguieron abatir a ambos perros sin dañar a su enemigo.

Vladimir mientras tanto había llegado a una de las posibles entradas al granero en llamas e intento entrar. Sin éxito. Anselmo preparaba su magia, mientras la pareja de goblins, que ya habían doblado la esquina, tensaban sus arcos. El sacerdote guerrero cerró los ojos ante su inminente final.

Luz verde. Mucha luz verde. Anselmo el Setas que por algún motivo desconocido había estado brillando desde el inicio del combate 12 , se elevo en el aire y giró. Dio un par de vueltas y salió disparado contra los goblins. El chaman desapareció en la lejanía dejando un montón de escombros sobre uno de los goblins que trataba de quitarse desesperadamente los fragmentos de pared de encima. No veía clara la situación. Menos aún cuando por la otra esquina aparecieron los dos lanceros que al parecer habían derrotado a sus respectivos goblins.

Primo era el otro goblin que quedaba. En su pequeña cabeza vislumbró, el poder y el respeto que ganaría si conseguía llevarse la piedra al campamento, nada más y nada menos que siete fragmentos él sólo. En un alarde de valentía (o locura pasajera) se interno en el edificio en llamas.

El piel verde no logró esquivar con éxito las llamas y su ropaje empezó a arder. Escombros y fuego por todos lados. Pese a todo, Primo se las arregló para alcanzar coger todas las piedras. Los humanos estaban rodeando el edificio pero veía una salida. Al final del pasillo podía intentar un salto al edificio de enfrente, si lo lograba escaparía sano y salvo. Sería rico, conseguiría poder. Una flecha atravesó la humareda para dar en el goblin. Primo cayó al suelo y todas las piedras rodaron por el suelo. Uno de los lanceros estaba a punto de entrar cuando el edificio al completo se derrumbo y toda la piedra bruja se perdió. ¿Toda? Al levantar los escombros e inspeccionar el terreno, uno de los novatos consiguió recuperar una piedra bruja13.
Una piedra verde llena de sangre14.



Comentarios y aclaraciones

1 Los reclutas Johnny y Jimmy fueron abatidos en el primer intento de sus vidas de entrar en combate. Jimmy desde entonces está tan furioso que da Miedo (Tabla de Heridas Graves: Cicatrices Horribles)

2 Suceso aleatorio: Combustión espontanea. Es un preludio de lo que pasará a continuación.

3 El Elixir de la Locura proporciona gran fuerza, velocidad e incluso destreza, a cambio de un ligero inconveniente: El usuario atacará a todo bicho viviente en sus proximidades, aliados incluidos...

4 Sigilosamente pero no lo suficiente, tras una buena ronda de disparos, la esquina del tejado le salvó

5 Queda aturdida antes, pero es aquí cuando se obtiene el resultado de Infierno en Sucesos Aleatorios, con la suerte o desgracia de que el edificio en el que estaba toda la piedra bruja es uno de los afectados.

6 El grito de guerra es "Hola. Soy Francisco Montoya. Tú mataste a mi padre, preparate a morir". Evidente y afortunadamente no suele acertar (no tiene o tuvo tantos padres) pero alguna vez si....

7 La regla de abollar de los martillos causa que las TSA salvadas tengan penalizadores para tiradas posteriores.

8 El Sacerdote guerrero supero la TSE que obtenía por su plegaria de Sigmar (Escudo de Fe)

9 Esta acción es como un deja-vu. Iñigo, el padre de Francisco y líder de otra banda reiklandesa que se dirigió a Mordheim, murió del todo en su segundo enfrentamiento, al caer tratando de esquivar un golpe de Lord Pollofritoz. ¿Se repetirá la historia o logrará vengar a su padre?

10 Suceso Aleatorio Perros Salvajes

11 El artillero sobrevivió a la batalla. Al tirar en la tabla de heridas obtuvo el resultado de ganar Odio contra todas bandas del tipo del guerrero que lo dejó fuera de combate.... Es decir, es un pirata que odia a los piratas.

12 Al inicio de la partida obtuvo una disfunción mágica o puede que una indigestiónde setas "mágicas". El caso es que el chaman brillaba como una luciernaga, lo cual implicaba que no podía esconderse. En este momento sufrió su segunda disfunción

13 Al tirar en la tabla de exploración ( se tiraron solo dos dados, ¡entre las tres bandas!) Reikland obtuvo resultado de doble 1, pozo. Gracias a esto consiguió la banda un fragmento de piedra.

14 Aunque no hubo excesivas bajas mortales (para la masacre de partida). De los 27 guerreros que empezaron la batalla, 21 fueron dejados fuera de combate en el transcurso de la misma.[/spoiler]

BANDAS EN LA CIUDAD (DIA 1)
[spoiler]-Los Vengadores de Montoya (Reiklandeses)
-So Luky (Piratas)
-Los Orcos del Pueblo (Zaqueadores Orcos)[/spoiler]

DIA 2: CRÓNICA DE UNA NO MUERTE ANUNCIADA

"De la treintena de guerreros tan solo seis seguían en pie al final de la sangrienta e inútil escaramuza... Una banda al completo fue aniquilada... Pero se comenta, que algunos a quienes se daba por muertos, no murieron, e incluso los que murieron vuelven a levantarse al paso de un oscuro carromato..." Radew, tabernero del Cerdo Sonriente


RECUPERACIÓN
Por Drawer
[spoiler]La incursión en la abandonada guarida de los bandidos había sido poco productiva. Snake estaba en lo alto de lo que quedaba del edificio principal de aquella granja. "Sin bajas mortales al menos" pensó el veterano sargento. La mayoría de heridos habían sido leves. El jefe estaba algo peor. Sobreviviría pero tendría que pasar un tiempo alejado del combate tras ser desenterrado de entre los escombros. Jimmy, también herido aunque leve, se encargaría de él. El joven recluta había protestado ante la perspectiva de no poder participar en combate, pero al final las órdenes son las órdenes y no le quedó más remedio que obedecer.

Escrutó el horizonte. Allá a lo lejos se empezaba a apreciar movimiento. Una antinatural nube oscura se aproximaba, el polvo levantado del camino delataba gente con prisa y brillos artificiales destellaban a la distancia. Algo interesante se encontraba algo más adelante, más cerca de la ciudad maldita. Si había otras bandas para reclamar un tesoro, ellos no serían menos. "Tenemos un objetivo" informó con su inconfundible voz ronca. El sacerdote guerrero Vladimir se puso en pie y exclamó:

-¡Malditos paganos! ¡Levantaros y luchad! ¡Rezad a Sigmar y encomendaros a él! Rogar por vuestras pobres almas, la noche está cerca y solo fe en vuestro dios os salvará. ¡Coged las armas y seguidme a la batalla!
[/spoiler]

EL BUEN SOLDADO.
Por Raimundo Brendan
[spoiler]
Un paso -No debería de estar aquí-
Dos pasos –Estoy seguro de que no debería de estar aquí-
Tres pasos –Este paisaje no me suena de nada- 
Cuatro pasos –No tengo ni la más remota idea de por qué estoy aquí-
Cinco pasos –Debería irme a casa-
Seis pasos -¿Y dónde está mi casa?-
Siete pasos –Y... ¿Dónde se supone que estoy?-
Ocho pasos -¿Por qué arrastro tanto los pies?-
Nueve pasos -¿Quiénes son esos tipos tan siniestros que me siguen?-
Diez pasos -¿Quién soy?-

El cerebro dolía de tantas preguntas. La sensación de que este no era su sitio era lo único que pensaba aquel pobre desgraciado mientras caminaba hacia Mordheim. La procesión en la que iba al frente caminaba lenta pero sin descanso hacia la ciudad maldita. Gracias a las últimas luces del ocaso, nuestro despojo humano pudo atisbar un suburbio de la zona, un pequeño pueblo, un albergue... tampoco le importaba  lo más mínimo. En su cabeza, se juntaban sensaciones que no había sentido nunca, mientras que la extraña falta de necesidad de fumar su deliciosa pipa en aquel momento de ansiedad le atacaba constantemente. Con el último vestigio de humanidad que le quedaba en su tan malogrado cerebro realizó una última mirada hacia su pasado para ver si los fantasmas de su conciencia dejaban al fin de agitarse sobre sus ojos.

--Lo primero de todo. Mi nombre. Creo que era...mmm ni zorra. Pasemos a otra cosa. Tengo dos manos y dos piernas, aunque la pierna derecha la arrastro demasiado, creo que me la he torcido. Sin embargo no me duele. Qué raro. Me la habrán vendado, o me habrán dado alguna droga contra el dolor. Bueno, tampoco parece tan importante. Ropa. Tengo una armadura que mola cantidad, pero no me suena de nada. El jubón... ¡Eso sí que me recuerda algo! Juraría que es mío. Lo compré en... ¿o lo habré robado? No, lo dudo mucho. Creo que me lo regaló alguien...no me acuerdo. Buff, no siento la cabeza, me cuesta pensar. Un momento, ¡Ya! Se llamaba... Rosa, Amapola, Margarita...era algo de flor, solo recuerdo flores... que nombres más raros, no me gustan nada. Y, ¿Por qué me lo regalaría? Tendría que poder recordar algo más. ¿A qué me dedicaba? ¿Dónde vivía? Recuerdo...frío, mucho frío. Y oro, muchísimo oro ¿¿¿Caminos llenos de nieve y oro??? Debo de vivir en un asqueroso palacio. No creo, no llevaría harapos. Y un cofre. Un enorme cofre lleno de oro tirado por caballos. Y una lista llena de cruces y nombres de pueblos. Cofre, lista... No creo que tanto oro fuese mío, a no ser... ¡¡Ahora lo recuerdo todo!! ¡Soy un jodido recaudador de impuestos!  Y el sello...estoy seguro, de la ciudad de Hundham, de Sylvania. Si... recuerdo haber nacido allí, en la ciudad podrida de Hundham. He vivido allí toda mi vida, trabajando como recaudador en los poblados y ciudades de alrededor. No recuerdo que mi vida fuese mala, al contrario que la de otros. Sí, estoy muy convencido de que al partir para trabajar, aquella mujer me regaló el jubón. Su nombre... mmmmmh, no consigo acordarme, solo me vienen a la cabeza flores y plantas. Pero estoy seguro de que regresé a mi casa. Entonces, ¿Por qué no estoy allí? ¿Por qué estoy caminando hacia mi perdición como si fuese un condenado? ¿Estaré muerto? No, es imposible, todo esto es ridículamente real. Un momento, una imagen viene a mi mente. Es real, muy real, mucho más ridículamente real que la ridiculez ridícula hacia la que estoy condenado a marchar. Volví a mi hogar. Sí. Abrí la puerta de mi casa y allí estaban ellos. Aquellos malditos hermanos, los V... algo. Ellos. Malditos. Que Sigmar les ajusticie mil veces sus almas. Fui masacrado vilmente. Nunca podré perdonárselo. Ni a ellos ni a la ciudad que permitió mi asesinato a sangre fría. Pero... ¿por qué? Sigo en pie, caminando. ¿Dónde están los Jardines de Morr? ¿Dónde está la paz eterna? Fui un ciudadano modelo, nunca hice mal a nadie, colaboré con las milicias e incluso fui ascendido a capitán el último año. ¿Es esto lo que me espera? Qué injusticia. Lo que no sé es que hace Mordheim aquí. No sé qué hago caminando hacia su entrada. ¿Realmente Sigmar tiene realmente algo que ver? Si no soy más que un alma, ¿Es Mordheim la entrada al más allá?—



Mientras meditaba con el poco cerebro que le quedaba sobre los hombros una sombra cruzó el ya estrellado cielo nocturno rápida como una exhalación. La criatura se posó suavemente en el húmedo suelo nocturno justo a la derecha del alma perdida. Sonrió levemente y dejó entrever un brillante colmillo plateado.

-- Se acerca ventisca. Ordena a tus hombres que marchen más deprisa, que guarden sus armas de disparo y que formen filas protegiendo al carro. —

En ese momento los grandes y anaranjados ojos del vampiro le hicieron recordar todo lo ocurrido desde el fatídico día en una única y espectacular imagen. En aquellos ojos vislumbró con claridad como había sido reanimado el mismo día de su muerte. Él, de entre los 17 que había ese día en la morgue había sido escogido para liderar una horda de No Muertos hacia la Ciudad Perdida. Recordó como había sido interrogado tras el comienzo de la No Vida. Recordó haber soltado durante más de medio día todos y cada uno de los detalles de su existencia. Recordó con mucha claridad cómo le había sido cedido un ápice de conciencia...

Conciencia que iba a ser utilizada en servicio de la humanidad.

Empuñó una maza que llevaba en el cinto y trató de asestar un golpe sobre aquella repelente sonrisa de superioridad. Trató. El golpe nunca llegó a impactar, ya que su brazo quedó inmóvil a más de 30 pulgadas de una cabeza que en su día perteneció a un Ser Humano.

--Guarda tus fuerzas para la batalla que nos espera— Comentó el miserable ser – Fuiste un buen sirviente en vida. Hacías el trabajo diligentemente y nunca me faltó una sola corona en las arcas de la ciudad. Además, es bien sabido por todos tu más que notable labor de limpieza de alimañas en los suburbios de Hundham al mando de la milicia local. Se comentaban que tus órdenes eran breves, concisas y eficaces.

El vampiro caminó dando círculos. De algún modo, apartar la mirada de él era una tarea poco menos que imposible. Todo sus ser despedía un aura de majestuosidad y de terror. De piedad y servidumbre. De pureza y de putrefacción. Pero sobre todo, exudaba superioridad por todos y cada uno de los poros de su cuerpo.

Cerdo.

Entonces le recordó. No era la primera vez que esta alma había visto al No Muerto. Desde que nació, siempre lo había visto. No era sino el gobernador de la ciudad. ¡El gobernador de toda Hundham! Incluso había estado presente aquella tarde, donde, desde el balcón del capitolio, él mismo se presentó ante la ciudad como el hijo y legítimo heredero de las labores de gobierno de su padre.

Qué iluso había sido. Siempre pensó que, pese a los rumores, aquel noble era diferente. Sus órdenes siempre habían sido en beneficio de la protección de todos y cada uno de sus siervos. Las haciendas se llevaban con diligencia, los criminales eran ajusticiados con la mayor brevedad posible y aunque el comercio nunca estuvo muy desarrollado los alimentos más básicos no solían faltar, salvo entre las familias más pobres. En resumen, dentro de Sylvania era complicado encontrar a algún noble con más humanidad que él. Qué ironía.

--Sírveme en la muerte como ya lo hiciste en vida—Fue la oferta del noble. –y te recompensaré con creces. ¿Ansías la venganza? ¿Volver con tu familia? ¿Encontrar la paz de espíritu? Yo puedo proporcionarte algo con lo que podrás saciar todos tus deseos—

Por primera vez, el cadáver replicó contra el vampiro:

—¿Qué puede ser tan importante para mí como para dejarme ser sometido por una criatura con el mismo rostro que el diablo?—

La criatura no respondió, sino que alargó su blanco y mortecino dedo índice y lo posó sobre la frente del difunto. En ese momento, una oleada de sensaciones inundó la mente del traicionado. Sus recuerdos más íntimos y la memoria de todo su ser, de toda su existencia se entrelazaron con parte de la omnipresente e inconmensurable presencia de aquel que en vida fue un pobre y hambriento mercader oriental. En aquel momento, recordó todo. Se dio cuenta de quién era y cuál era su misión. Su presencia, ya íntegra y revitalizada se vio pronto eclipsada por la sombra del vampiro.

—No busco poder ni gloria en mi viaje sino respuestas, sabiduría y curación—dijo señalando a un carro situado cerca de ellos—Y en cuanto al dinero, no se valora tanto una vez que has vivido tanto como yo lo he hecho—

—¡Dirige junto a mí esta mesnada y ayúdame a cumplir mis deseos! Si me sirves bien, te recompensaré con aquello que tanto ansías; tu libertad, y tu conciencia—

La libertad y conciencia para llevar a cabo una venganza. Todo aquello que más ansiaba lo tenía en ese momento en la punta de los dedos. Si en ese momento hubiese tenido un corazón, habría bombeado a gran velocidad a causa de la emoción. Lo iba a conseguir, aunque para ello tuviese que dirigir una horda de cadáveres descompuestos a la batalla y asesinar a medio mundo si con ello le fuese permitido poder conseguir la paz de espíritu.

El vampiro sonrió y se dirigió a la parte trasera del carro.

—¿Has visto, hermano? Los esfuerzos en tu investigación han comenzado a dar sus frutos. Capitanes de voluntad fuerte, gran sentido del deber y lealtad absoluta. Todo ello dirigirá nuestros ejércitos como si de un igual se tratase. Este puede ser el primer paso para la culminación de nuestro gran plan—

Mientras, el alma cayó de rodillas al húmedo suelo mientras se agarraba con fuerza el pecho.

Mañana descansaré. Pero hoy, ¡Es tiempo de guerra! ¡Hoy me alzaré con la victoria sobre el reino de los vivos! ¡Reclamaré este lugar para mi dueño y señor!

—¡¡Por la familia Von Carstein!!—

—¡¡Por Sylvania!!—

—¡Juro sobre la paz de mi alma que prevaleceré! ¡Mi nombre es Cesare Nash y mi destino de libertad está ya escrito!

[/spoiler]

PREÁMBULO DE ROJO Y VERDE
Por Raimundo Brendan
[spoiler]Pese a estar situada cerca de la ciudad perdida de Mordheim, la imagen de aquel poblado resultaba reconfortante para los ojos de cualquier aventurero. Se trataba de una diminuta aldea que, por azares de la vida, por el buen hacer y la generosidad de sus habitantes se había mantenido en pie. Era como un pequeñísimo oasis en mitad de un desierto que hacía las delicias de cualquier viajero cansado de caminar y batallar. La cerveza era de muy buena calidad y el alcalde del pueblo (un algo excéntrico hechicero imperial) llevaba con sabiduría las haciendas y el control de los problemas que pudieran pasarles a los moradores. Dicho alcalde, tenía una mansión en el centro de la ciudad donde guardaba todo el fruto de sus investigaciones secretas de brujería.
En resumen, los problemas no tenían cabida en ese lugar y la mera visión de aquel apacible pueblo hacía derramar algún lagrimón a más de un experimentado y curtido Reiklandés.

Bueno, al menos hasta que la banda del enorme aunque acomplejado orco Lord Pollofrito llegase con su grupo de Garruloz y Garruloidez a buscar bronca.

La visión de aquella horda en movimiento era una experiencia única de ver: Al frente, con la mirada fija en el su objetivo se encontraba el Gran Jefe  Sammy el Kuturizta, acompañado siempre de su fiel y astuto hechicero Anselmo "El Setas". Este orco, compensaba su baja estatura con una astucia sin límites ligada una inteligencia en proporción a su rango de hechicero orco. Su apodo no era en balde, ya que siempre realizaba mejor sus hechizos comiendo un pedazo de una sabrosa seta roja y blanca (aunque más de una vez, eso le haya producido consecuencias...curiosas). A este par de personajes les seguía una piña de tipos fuertes duros y verdes que insultaban, se golpeaban unos con otros y hacían chistes fáciles con sus primos de menor estatura. En último lugar, a unos metros de la banda, un orco alto, acorazado y encorvado se retorcía las falanges de los dedos unas con otras. Se hacía llamar el Teniente Caricias, aunque nadie, excepto los que habían pasado algún tiempo a solas con él lo sabían.
Al grito de -¡Zaqueooo!- la banda entera se lanzó sobre la aldea, en la que, casualmente, el hechicero había sido despedido de su cargo por blanquear dinero obtenido de apuestas ilegales de batallas de familiares con otros hechiceros amigos suyos. Enojado, había abandonado la villa. En ese momento, la defensa más poderosa del pueblo no estaba y una miríada de gente verde y no muy amistosa se acercaba.

En pocos minutos todos los habitantes del pueblo habían huido o habían sido secuestrados para realizar una representación de teatro clásico en la plaza del pueblo. Además, los orcos habían arrasado con el almacén de cerveza de la taberna y el bueno de Caricias había encontrado la reserva de bidones de leche condensada del sótano de una vivienda. Huelga decir que en pocas horas la reserva ya estaba casi agotada.

Al caer la noche los orcos se dirigieron a la mansión del hechicero a pasar la noche. Los orcos, borrachos de gloria y bebida se dispusieron a dormir, mientras que los pequeños primos goblins, liderados por Primo, aquel que es llamado Primo (o Premoh) hacían guardia en el observatorio de la torre.

Lo que no sabían es que esa noche iba a ser movidita...

...Muy, muy movidita...[/spoiler]

PELIGROS OCULTOS (PARTE I)
Por Drawer
[spoiler]
La mañana se presentaba blanca... a esa distancia de la Ciudad Maldita el clima era completamente imprevisible. Aquel día todo el suelo estaba cubierto de una espesa capa de nieve blanca. Todavía. Todo era blanco salvo la humareda gris claro que parecía cortar en dos el pálido cielo invernal.
Los veteranos reiklandeses se miraban unos a otros nerviosos entre el vaho que expiraban. Aquel poblado se decía que estaba bajo la protección de un gran hechicero, si alguien había conseguido derrotarlo debía de ser aún más poderoso. Algo poderoso implica algo en busca de un poder mayor cuando uno se encuentra en Mordheim. Normalmente tales fuerzas son poco amigables.
La casa se hallaba en el centro del poblado. No quedaba más que un conjunto de piedras que parecían mantenerse en el aire por arte de magia, y probablemente así fuese. El poblado había quedado reducido a un par de casas rodeadas de muros sueltos. Cubiertos por la nieve, escombros y cadáveres de gran parte de los habitantes quedaban ocultos por igual.
Copos de nieve empezaron a caer de nuevo. Cada vez con más fuerza. Resultaba difícil andar, todavía más ver, en aquella ventisca1.

-Agachaos y no os alejéis demasiado. No os dejéis ver y estad atentos. – dijo el Sargento Snake como advertencia al resto mientras se adentraba en la blanca oscuridad de la tormenta.

Ya era imposible distinguirlo cuando se le escucho decir:

-Johnny, da un rodeo con los lanceros a ver qué encuentras. El resto avanzaremos. Vladimir, tu diriges. Hay que averiguar lo que haya sucedido aquí, nuestra base está demasiado cerca como para despreocuparnos.

Así fue como los reiklandeses se internaron en el poblado.

Lo que sucedió a los dos lanceros y Johnny fue largo pero simple. El cadete se quedó atrapado en un pequeño arroyo2 y no lograron sacarlo de allí hasta que apareció el resto de la banda huyendo llevando a rastras al sacerdote guerrero. En ese momento Johnny salió por su propio pie sin ayuda y a la cabeza del grupo a la fuga.

Pero antes de todo esto, el grupo liderado por Vladimir había avanzado, ocultándose en las paredes que todavía se tenían en pie. Se oían voces, canticos marineros, lo que se escuchaba no parecía guardar relación con lo que los ojos veían.


-La última banda de piratas fue arrasada.. ¿Habrán llegado otros? Con qué propósito vienen desde tan lejos... - pensó el sargento

Franky y Compañía tomaron la esquina con los arcos tensos listos para disparar, pero la ventisca impedía cualquier intento de ver más allá de 20 pasos. El vapor al respirar y la nieve al caer parecían definir terribles formas que acechaban entre las ruinas y que el miedo se encargaba de dibujar. Pasaron varios segundos en silencio. A su derecha, mucho más adelante sonaban extraños ruidos, como los fantasmas de los habitantes del pueblo se hubieran levantado y marchasen como un ejército a retomar lo que era suyo. ¡Boom! Una explosión. Tras varios instantes de silencio, el sonido de un proyectil perdido a lo lejos perturbó la mortal calma, que volvió tras él. Una calma inquietante. Una calma sobrenatural. Lentamente el grupo avanzó y se asomó a la plaza del pozo.

Al girar pudieron contemplar de cerca la mansión. Una nueva explosión, pero esta vez con un sonido distinto, resalto la impresión al ver la casa del hechicero.
La mansión parecía sostenerse en el aire por arte de magia, pues las paredes restantes nadie diría que fuesen suficientes para sostener la estructura. La edificación tenía varios pisos de altura y se podían apreciar varias escaleras al descubierto. La entrada se encontraba al otro lado, por lo que tendrían que avanzar. Fue entonces cuando lo vieron.

Se encontraba allí, justo frente a ellos. Parecía provocar el silencio a su alrededor del mismo modo que un fuego calienta a lo que está cerca. Completamente inmóviles, los monstruosos caballos muertos que tiraban de aquel carruaje negro parecían mirar a todos y cada uno de los humanos directamente a los ojos, con una mirada cruel en sus ardientes ojos rojos. Su sola presencia resultaba sobrecogedora. Al conductor, también inmóvil, no parecía afectarle el frío. En otras circunstancias, el enjuto conductor podría haber resultado casi cómico, pero no en esta situación. Había algo en el ambiente que lo hacía tremendamente inquietante, y la enorme guadaña que reposaba a su lado no ayudaba a darle un aspecto desenfadado. Solo el mero hecho de contemplarle provocaba un sentimiento de intranquilidad e incomodidad, se trataba de un miedo irracional, una intuición primitiva de lo que aquel macabro carruaje podía contener.

Tras un primer momento de pánico, los tiradores obedecieron rápidamente las órdenes del sargento y subieron con él a las ruinas más cercanas. Si tenían suerte no les habría visto. Un carruaje negro allí era algo malo, indicaba que había algún poder oscuro cerca. Parecía estar detenido en la mansión. Ahora, escondidos enfrente de la casa podían organizar un plan de acción. Uno, dos, tres... Faltaba uno de los miembros del grupo...

-¡Malnacido impuro! ¡Hijo de la ruina! ¿Crees que has engañado a la muerte? Sal y enfréntate a tu destructor.

Los tres reiklandeses observaron incrédulos como el Sacerdote Guerrero avanzaba por medio de la plaza blandiendo su martillo sin tomar la mínima precaución por su seguridad. Afortunadamente para Vladimir, el carro era demasiado grande como para llegar hasta él y su ocupante estaba demasiado débil como afectarle a esa distancia.

Inesperadamente, un goblin se asomó por una de las terrazas de la mansión y disparó a al sacerdote guerrero, quien se quedó tendido en el suelo sin moverse. El goblin era Primo, el mismo que había tratado de arrebatarles las piedras en la última incursión y había sido abatido por Franky en el último instante. Al parecer, había logrado escapar de alguna forma al derrumbe del edificio en llamas y ahora se reía con malicia de su oportuna aparición. Un silbido cruzo la plaza impactando de pleno en el goblin. Primo contempló con los ojos abiertos por la sorpresa como le había surgido una flecha del pecho y lentamente cayó hacia delante, sobrepasando la barandilla y aterrizando en la nieve con una sonrisa irónica congelada en el rostro. Muerto. De la flecha clavada iba escapándose hileros de sangre que pintaban rojo sobre el blanco del suelo.

-Esta vez no te has escapado – susurró Franky

Se apresuró a alcanzar a sus compañeros y ayudar a coger el cuerpo inerte pero todavía vivo del sacerdote y retirarse. Al irse se encontraron con dos apurados soldados que trataban de sacar a Johnny del riachuelo. Un rápido recuento les hizo darse cuenta de que no estaban todos, faltaba uno de los que estaban al inicio:

El sargento Snake.

REFERENCIAS
1 Climatología: Ventisca
2 Durante 7 turnos consecutivos estuvo fallando el chequeo de I para cruzar

[/spoiler]


BANDAS EN LA CIUDAD (DIA 2)
[spoiler]-Los Vengadores de Montoya (Reiklandeses)
-Los Orcos del Pueblo (Zaqueadores Orcos)
-???(Piratas)
-??? (???)
-??? (???)
[/spoiler]


DIA 3


BANDAS EN LA CIUDAD (DIA 3)
[spoiler]-??? (???)
-??? (???)
-???(???)
-??? (???)
-??? (???)
-??? (???)
[/spoiler]

DIA 4


BANDAS EN LA CIUDAD (DIA 4)
[spoiler]

???

[/spoiler]

Drawer


Drawer


Drawer

#3
[spoiler="LISTADO ACTUAL DE BANDAS"]BANDAS EN LA CIUDAD
-Los Vengadores de Montoya (Reiklandeses)
-So Luky (Piratas) [Dispersos y furiosos los unos con los otros]
-Los Orcos del Pueblo(Zaqueadores Orcos)
-???(Piratas)
-???(Von Carstein)
-???(?)
[/spoiler]


[spoiler="Grandes Heroes Fallecidos"]
-???(?)
-???(?)
[/spoiler]

[spoiler="Dumb ways to die"]
-Smell(piratas, grumete): Nada más empezar, se prende fuego espontaneamente. Tras quitarse los contadores, no puede evitar drogarse (elixir de la locura) y carga contra el artillero cuando se disponia a disparar. Despues de muchos turnos le deja fuera de combate. El artillero gana odio contra todos los piratas y Smell es devorado por una jauria de perros que rondaban la zona.

-Anselmo(zaqueadores, chaman): Consigue rodear un Sacerdote guerrero junto con dos goblins. Al lanzar Tira pa'alla obtiene disfuncion (Mago volador). Aturde a un goblin y él queda Fuera de combate.

-???(?,?): ???, pero encuentra una red. Algo es algo...

Shandalar


Drawer

-Pasado lo que habia en el otro foro
-Actualizada la lista de bandas en la ciudad (con incognitas XD)
-Añadida lista de heroes muertos (tambien con incognitas)
-Lista de muertes absurdas con el titulo de Dumb ways to die hasta que se proponga uno mejor

jeje y lo que me gusta:

---PROXIMAMENTE---
-Peligros Ocultos (parte II)
-Fotos de la segunda partida

Rhisthel

Haré una guía en breves, pero si quieres modificar lo del tamaño, simplemente pon esto "img width=xxx" (entre corchetes) No excedas los 600px y no los redimensionará ;)

Drawer

Perfecto el consejo Rhisthel, esa guia será un gran punto!

Drawer

Reorganizado con spoilers para facilitar la lectura.

En breve Peligros Ocultos (Parte II) [y final]...