Informe/relato: "El elegido de los dioses".

Started by DeorcSawol, April 12, 2017, 21:58:58 PM

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DeorcSawol

EL ELEGIDO DE LOS DIOSES:

Como parece que os gustan estos "foto-relatos" aquí os comparto otro. Partida a tres, fusionamos dos partidas: príncipe perdido y caza de bestias. Condiciones del campo de batalla y clima normales. Al jugar a tres, jugamos sin nuestras reglas caseras de "destino y fatalidad". Espero que disfrutéis.

Venid, venid y sentaos al abrigo de esta débil hoguera.Contempladla. Mirad cómo su tímida llama aún ilumina esta oscura y fría noche. Y ved cómo sólo se necesita un poco de madera seca y un soplo para que crezca. ¡Y así como esta llama es la fe de muchos en Sigmar! ¡Que no se apaga sino crece si se dispensa aliento y se alimenta!

Sí, el fuego de la fe... Que alumbra y calienta... Pero que, cuidado, consume y ennegrece. ¡El fuego que purga por igual el alma de campesiones que de clérigos, de humanos y de bestias, de santos y de demonios! ¡Que ilumina y consume derramando ceniza!

Cuando la ciudad cayó y calló, cuando el fuego llovió sobre sus calles, no sólo los pecadores cayeron y callaron. Sigmar llamó ese día también a mucha gente notable para que se reunieran con él en los Jardines de su morada.









Así que, oh pobres peregrinos, os podéis imaginar el revuelo que se formó cuando los rumores, que se propagaron como la pólvora, apuntaban a que el viejo Exarca que ejercía en su senectud como Deán de la catedral, había sido visto los últimos días errando entre las ruinas de la Ciudad Muerta. ¡Aquél que había sido dado por muerto con la Caída del Martillo estaba en verdad con vida! ¡Qué gran milagro sin duda! ¡Qué prueba de la virtud y gloria de Sigmar!



Los hombres de Brider lo tenían claro: excomulgados por el gran Teogonista tras sus cuestionables actos con aquellas criptas que profanaron, sabían que si lograban llevar sano y salvo al deán a Altdorf, recuperarían el favor del Templo.





Los orcos, por su parte, no tenían ni idea de qué significaba deán, ni exarca, y por supuesto que entre ese cúmulo y despropósito de piedras y madera no sabrían distinguir una catedral de una taberna. Pero entendían que si se hablaba tanto y con esa pasión de ello, es que "ese cacho de carne rosa" era importante. Su plan era capturarle y luego ya verían qué hacían. Un plan que consistía en dos pasos. Sin duda los pieles verdes estaban perfilando su ingenio dentro de los muros de la ciudad.





Pero los Cazadores de Brujas sabían que el deán perdido en realidad se había "perdido" mucho antes del cataclismo. Conocían la verdadera razón de por qué el Exarca había sido llamado a ejercer como Deán... Se suponía que la ira de Sigmar había enterrado todos sus pecados, pero estas últimas noticias no eran nada esperanzadoras. Tenían que encontrarle antes de que fuera demasiado tarde...





























¡¡¡Los peores temores de los Cazadores se hicieron realidad en el fragor de la batalla!!! El entrechocar del acero y el fulgor de la pólvora despertó la impía maldad que albergaba el deán tras décadas dedicándose en secreto a la adoración de fuerzas oscuras. El cielo se tornó púrpura y un millar de relámpagos empezaron a surcar el cielo acompañados de una atronadora salva de truenos. Por encima del ensorcedor ruido podía oírse el desgarrador llanto del deán. Las estructuras de las casas temblaron como no recordaban haber temblado desde la caída del martillo. Los reiklandeses, los cazadores y los orcos podían sentir la piel rasgándose y los huesos rompiéndose de aquel pobre infeliz mientras se abría paso en sus entrañas una obscena figura, imposible de describir por cualquier pluma a este lado del gran Mar.

















Finalmente el imposible ser se disolvió en un oscuro charco de sangre ponzoñosa y hedionda abatido por la furia combinada de los orcos y los humanos. Sin mirar atrás, todos dejaron aquel lugar con la esperanza de que aquello no hubiera sido más que un mal sueño... Pero tenían la certeza, de que la pesadilla se albergaba ahora en sus corazones y podrían volver a oír el llanto del deán de un momento a otro.

Hay quien dice que el deán sigue con vida y, que vestido de mendigo, ofrece abrigo a los que vagan por las calles de esta ciudad de santos y pecadores. Pero acercaos más, acercaos más a la hoguera, que parece que tenéis frío...
"Como un viento del norte soy para los higos maduros".
F. Nietszche.

Shandalar

Genial el relato-informe, y las fotos! Me encanta el tablero y el monstruo!